¡Un último empujón!

Ana Karenina, León Tolstói

Tras dos semanas sin escribir por aquí debido a que la segunda evaluación ya ha terminado, ¡estamos de vuelta! 

Respecto al segundo trimestre, estoy muy contenta con mis resultados, que son un punto de motivación para seguir trabajando en el tercero y mejorarme a mí misma. Desde aquí animo a todos mis compañeros a que hagan lo mismo, ya que todos estamos deseando que acabe el curso y solo nos queda el último empujón, aunque es el más duro e importante. Recordad: dos meses y terminamos...

Cerramos una etapa: la segunda evaluación y la literatura del siglo XIX y empezamos una nueva: la tercera evaluación y el siglo XX. Para cerrarla nos despedimos con un texto de León Tolstói llamado Ana Karenina. De este autor ya nos habló nuestra compañera María en una de sus exposiciones, y lo más importante que podemos resaltar de él es que obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

Ana Karenina se trata de una novela considerada una de las obras cumbres del realismo. Es rusa y esto se muestra por ejemplo en varios de los nombres y apellidos que mencionaremos posteriormente.

Para empezar a leer el fragmento (que corresponde al principio de la novela) estuvimos comentando en clase el espacio mental que debemos crear a la hora de la lectura, es decir, debemos usar la imaginación para poder tener en mente el lugar y el tiempo donde están transcurriendo los hechos y así poder seguir mejor la lectura. De esto se encarga el autor a través de las descripciones, pero en este caso Tolstói no usa descripciones en su novela, sino que usa el dinamismo, es decir, va creando el espacio a medida que avanza la novela. De esta manera, deducimos que hablaba de una familia de ricos (se cuenta que tenían criados, cocheros, cocineros, varias habitaciones, etc.)

Empieza la novela con una frase que me resulta muy conmovedora: "todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada". Continúa presentando a esta familia, la familia de los Oblonsky. Nos comunica que están atravesando una crisis ya que el marido (el príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky-Stiva) le ha sido infiel a su mujer con la institutriz inglesa y por ello ésta había decidido que no seguirían viviendo juntos. Esta situación le quita la alegría a la casa y a la familia, hasta el punto que incluso el ama de llaves, los criados y los cocineros la han abandonado o lo harán en breve. 

Sin embargo, llama la atención cuando comentan que los niños siguen a su aire, revoloteándolo todo como siempre y jugueteando. Creo que el autor quiere representar de manera indirecta la inocencia de los niños ya que a lo mejor todavía no saben nada y su edad, ya que son muy pequeños como para darse cuenta de que hay algo en sus padres que va mal y que se van a producir cambios que les van a afectar a ellos, por eso siguen como si nada pasara.

El fragmento sigue con la escena del esposo despertándose en el despacho y recordando qué hace durmiendo allí. Seguidamente, se explica cuál es la razón por la que la esposa se siente tan ofendida: a parte de haberse enterado de la infidelidad a través de una carta (que ya de por sí es algo humillante para ella), "la gota que colmó el vaso" fue la reacción del príncipe al enfrentarse a su mujer cuando descubrió su secreto: una sonrisa. 

Hasta aquí lo que hemos leído en clase sobre esta novela. Está interesante ¿verdad?

Por lo poco que hemos podido saber de esta historia, yo diría con total seguridad que el marido no quiere a su mujer, y no solo eso, sino que realmente está enamorado de su amante. La relación con ella podría ser solamente sexual pero creo que este hombre siente algo más allá de eso, debido a la indiferencia que siente por haber roto su matrimonio (ya que como hemos dicho antes, se despierta por la mañana y ni siquiera se acuerda de qué hace durmiendo en su despacho, y cuando realmente te importa algo o estás afectado por ello, suele ser en lo primero que piensas cuando te levantas). Además de esta indiferencia, esa sonrisa da mucha importancia al tema porque puede reflejar que la institutriz inglesa le hace feliz de verdad. Aunque hay que hacer caso al corazón, esto a su vez me da a a pensar que al príncipe no le importa su familia ni le preocupa cómo se siente su mujer, sino que es un egoísta: solo piensa en él mismo.

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